Patricia Cifuentes, Kienyke.com, febrero 22 de 2017

Las malas decisiones gubernamentales, empecinadas en aumentar las importaciones en perjuicio de la producción nacional, han hecho que también la pesca esté en franca decadencia y que los pescadores artesanales sean expulsados por pugnas territoriales.

En 1997, el país exportaba 169 millones de dólares de pescado e importaba 27 millones de dólares entre pescado, moluscos y crustáceos. En el 2004, las importaciones fueron de 86 millones de dólares, es decir, aumentaron más de tres veces con respecto a 1997. Y en el 2015 se elevaron hasta la escandalosa cifra de 411 millones de dólares, 15 veces más que en 1997. Todo lo importado de Vietnam, Chile, Ecuador, África, China, Argentina y más recientemente Estados Unidos se habría podido reemplazar por producción nacional. Es otro de los males que le causa al país el dogma del libre comercio.

De las 225 mil toneladas de pescado que consume al año Colombia, 80 mil son importadas y la pesca artesanal apenas contribuye hoy con 20 mil. La pesca genera en el país 450 mil empleos entre directos e indirectos. De ellos, casi 300 mil provienen de la pesca artesanal. Es decir, el 10% de la producción genera el 70% del empleo.

El TLC con Estados Unidos fue una traición a la patria, porque eliminó la Zona Económica Exclusiva como parte integrante del país. Lo que era mar territorial, ha sido convertido en una simple zona de pesca, lo que significa que en sus 200 millas náuticas, EU no requiere ningún tipo de permiso para pescar sin tasas ni medidas. La situación se ve agravada porque Colombia no tiene desarrolladas sus fuerzas productivas. Dispone solo de 14 barcos atuneros, mientras que Estados Unidos cuenta con 1.739.

Ningún gobierno ha promovido una política pública que defienda la pesca, como tampoco los cuerpos de agua y el medio ambiente. La contaminación es cada vez peor, pues las multinacionales que vienen a explotar los recursos naturales arrojan materiales contaminantes como mercurio en los ríos y mares y encima se atreven a culpar de la degradación ambiental a los pescadores artesanales.

Desde finales del 2016, el Ministerio de Agricultura viene tramitando una ley que criminaliza a los pescadores artesanales, tanto fluviales como marítimos, y que les aumenta el tiempo de cárcel por “acciones indebidas”. So pretexto de perseguir a la piratería internacional, terminan persiguiendo al pescador, sacándolo del camino para que las grandes multinacionales terminen monopolizando el recurso.

Los pescadores están en la pelea y han logrado que se cambie la cárcel por infracciones administrativas, que también pueden dar lugar a muchas arbitrariedades. Y han hecho hincapié en que no se puede juzgar con el mismo rasero a una gran flota pesquera que a un pescador artesanal.

Urge presionar una política que realmente les sirva a los pescadores y defienda el interés nacional. Una nueva política solo se podrá lograr con la organización y la movilización de los ciudadanos conscientes, cansados de los malos gobiernos y de que las leyes siempre sean para beneficiar a unos pocos a quienes les va bien aunque al país le vaya mal.

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