Norman Alarcón Rodas, Barranquilla, noviembre 1 de 2016

En momentos en que hay una desaceleración de la economía nacional, déficit gemelos a nivel fiscal y en la cuenta corriente de capitales que ingresan y salen del país, el sector agrario aplastado por masivas importaciones de alimentos, un desplome de las exportaciones pocas veces visto, un proceso de desindustrialización agravado con la implementación de zonas francas, muy parecidas a las maquilas de ensamblaje de los países dependientes, el gobierno de Juan Manuel Santos se decidió a cumplir las exigencias de los grandes potentados del mundo que controlan el FMI, el Banco Mundial, el BID y la OCDE para tratar de imponerle al pueblo colombiano la más regresiva reforma tributaria de la historia.

El resumen de este esperpento lo están entendiendo amplios sectores de la población: le rebaja el impuesto de renta a los poderosos inversionistas del mundo y de Colombia del 43 al 32% mientras a los más necesitados del país, capas medias y pequeños y medianos empresarios les aumenta el IVA del 16 al 19%, lo que significa un alza del 18,75%; a millones de tenderos, peluquerías y misceláneas les clava el monotributo; más productos a pagar impuesto al consumo del 5%; pero también crea nuevos tributos a la gasolina, a las gaseosas, a los celulares, entre otros. Pretende Santos recaudar ocho billones de pesos en 2017 y muchos más después con estos gravámenes y disminuir dos billones de pesos a los súper ricos.

Para completar el panorama de conjunto debemos tener en cuenta la tributación territorial en departamentos, distritos y municipios para ver el grado de sevicia tributaria de la oligarquía colombiana. En Barranquilla tenemos una gama de impuestos, contribuciones, sobretasas y estampillas que llegan a dieciocho y en el Atlántico son veintiuna que, con los impuestos nacionales y la nueva reforma tributaria, se convierten en una carga insoportable a la cual hay que salirle al paso con la más amplia unidad y lucha social como lo viene impulsando el Comando Unitario de las centrales obreras, las organizaciones sociales y políticas democráticas que preparan una nueva gran movilización para el jueves 17 de noviembre en todo el país, que tiene como objetivo hundir el malhadado proyecto del gobierno nacional.

Hay que recordar hechos de la historia nacional y mundial en los cuales el atrevimiento de las altas capas minoritarias de la sociedad de colmar de todo tipo de impuestos a las mayorías laboriosas, provocaron tal resistencia que le abrieron paso a cambios sociales históricos. Los excesos de los ingleses hicieron levantar a los colonos en Norte América, los de Luis XVI llevaron a la Revolución Francesa, los de la corona española en 1781 hicieron que Manuela Beltrán rompiera los edictos impositivos y estallara la Revolución de los Comuneros dirigida por José Antonio Galán, preludio de la lucha de independencia nacional. La resistencia civil gana espacio en Colombia, la acumulación de fuerzas imperceptible no se detiene y días llegarán en que se condensarán años que le abrirán paso a la conquista de la soberanía nacional y a una auténtica democracia.

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