Camaradas y amigos

Como cada año, cumplimos la cita ante la tumba del más grande revolucionario que ha tenido nuestra patria, el camarada Francisco Mosquera, Doce años después de su muerte, los hechos y la realidad reafirman la certeza de sus planteamientos. Muchos no tuvimos la fortuna de conocerlo, pero hoy más que nunca su legado está vigente; y ese legado es el que está avivando en nosotros, la juventud del Partido, el espíritu revolucionario que tanto necesitamos para librar la lucha de clases en Colombia, convirtiéndose en la guía que a diario acompaña nuestro quehacer político.

La dialéctica que bañó sus análisis le permitió avizorar el rumbo que habría de tomar la nación bajo la aplicación de una política económica que, hoy por hoy, la sigue sometiendo a la dominación norteamericana.

El país atraviesa por una situación caracterizada por un alto grado de intromisión de los Estados Unidos en todos los aspectos de la vida nacional, lo cual se refleja en la privatización de los servicios públicos domiciliarios, de la salud y de la educación; el control de los recursos naturales y la quiebra de la producción agrícola e industrial, en tanto los trabajadores se ven sometidos a una mayor explotación, y se conculcan los más elementales derechos del pueblo colombiano, recortando la poca democracia que existe. Todo esto corresponde a la gran ofensiva de recolonización por parte de los Estados Unidos, cuya principal manifestación es la imposición del TLC.

La regresiva reforma tributaria, que le quita a los trabajadores, a los pobres y a las capas medias para darle más exenciones al capital financiero y a los más pudientes del país; la proyectada privatización de Ecopetrol, mandato del Consenso de Washington; el nuevo recorte a las transferencias que financian salud, educación y saneamiento básico, y la anunciada presentación del TLC para su aprobación al Congreso de la República, demuestran que con el triunfo de Uribe Vélez, para su segundo período presidencial, se profundiza la aplicación de la política neoliberal de recolonización imperialista.

Ante esta ofensiva política, económica e ideológica, los jóvenes no tenemos otra alternativa que la lucha revolucionaría, tal como lo planteó el camarada Mosquera. La Juventud Patriótica, JUPA, debe impulsar la revolución de nueva democracia, planteando la unidad desde el seno de las universidades, colegios e instituciones donde tenga incidencia la juventud, para exigir las reivindicaciones democráticas del estudiantado, en defensa de una cultura nacional científica, y al servicio de las masas populares, en contraposición con la dominación cultural que ejerce el imperialismo norteamericano sobre la educación colombiana.

La Juventud Patriótica comprende que a toda revolución la antecede una lucha en el terreno de la cultura, y que esta lucha, a su vez, hace parte integrante de la revolución. Lo más importante es que los jóvenes, como un gran destacamento ideológico y revolucionario, nos hemos lanzado por todo el país a estrechar lazos con las masas, poniéndonos a su servicio, dejando claro que mientras el imperialismo y la oligarquía no sean derrotados, Colombia no podrá solucionar los problemas seculares que la mantienen estancada.

Hoy los integrantes de la Juventud Patriótica, bajo la orientación del MOIR, tenemos la responsabilidad de estar en primera línea de batalla en la lucha de resistencia contra el Tratado de Libre Comercio, TLC, como la máxima expresión de dominación por parte del Imperio. Nosotros, recogiendo el legado del camarada Mosquera, y en estrecha ligazón con la clase obrera, el campesinado, y el resto de sectores democráticos y patrióticos, tenemos el deber de contribuir a forjar el más amplio frente de unidad alrededor del Polo Democrático Alternativo y su Ideario de Unidad.

Camaradas, nunca como ahora retumba con vigencia en el escenario de la lucha política nacional la consigna con que nuestro fundador y jefe llamó a la lucha en este período de dominación imperialista que estamos viviendo: ¡Por la soberanía económica, resistencia civil! Esta es la tarea que impulsaremos hasta verla hecha realidad; ese será el mejor homenaje que le rindamos a Francisco Mosquera.

¡GLORIA ETERNA AL CAMARADA FRANCISCO MOSQUERA!

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