Tal y como estaba previsto, el pasado 28 de mayo, Álvaro Uribe Vélez, se reeligió Presidente de Colombia. Al descomunal poder que el primer mandatario ostenta en una nación como la nuestra, debe agregarse que para obtener este resultado contó con el respaldo incondicional de la administración Bush -de la cual es peón de brega-, y la adhesión del capital financiero internacional y del reducido grupo de oligarcas para quienes gobierna. Y si a ello se suma el respaldo de la mayoría de gobernadores y alcaldes, de los grandes medios de comunicación, de fuerzas y poderes ilegales en muchas regiones y de una bien orquestada campaña de difamación y calumnia contra el principal de sus opositores, el resultado no podía ser otro. Razón tenían quienes se opusieron a la reelección y más si ésta era inmediata.

Sin embargo y con todo lo sucedido, debe señalarse que, en medio de la tropelía cometida contra la democracia, los sectores progresistas, demócratas y patriotas avanzaron como nunca lo habían hecho en la historia nacional. Las cifras así lo confirman. Hoy contamos con una fuerza que puede llegar a representar, primero en la oposición y después en el gobierno, los más caros intereses de la nación y el pueblo. Todo dependerá de cómo asuma su compromiso y cómo actué, tanto en el parlamento como fuera de éste.

¿Y esto qué tiene que ver con los usuarios? Para este periódico y para las ligas de usuarios que acogen su orientación, es imprescindible definir con claridad, la actitud y las acciones que habremos de desarrollar frente al gobierno reelecto, en la búsqueda de nuestro ideario: Servicios públicos domiciliarios de cobertura total, excelente calidad, a precios justos para los usuarios, subsidiados por el Estado para los más pobres y prestados por empresas estatales que los saquen de la condición de jugosos negocios, en los que los convirtieron los grandes capitales extranjeros.

La reelección del candidato presidente nos aleja de este objetivo. Para nadie es un secreto que la acción del mandatario en su primer período, no ha sido otra que proteger a los grandes inversionistas, privatizar, vender a menos precio y feriar las empresas estatales. Autorizar alzas desmedidas en las tarifas y reducir los subsidios para los más pobres. Comprar vocales de control, proponer modificaciones a la estratificación que harán más gravoso para las capas medias y los sectores populares el costo de los servicios públicos, envilecer los salarios de los trabajadores y tramitar leyes como las de Agua, Bosques y Parques Naturales, entregando nuestra riqueza medioambiental a los capitales foráneos, para que sea convertida en nuevas fuentes de acumulación de las transnacionales, especialmente norteamericanas.

Con el segundo mandato lo que viene es peor que lo que hemos vivido. El sufrimiento y la expoliación de los usuarios llegarán a niveles nunca vistos. Hoy más que nunca, es nuestra obligación ampliar y profundizar la unidad con todos aquellos que sientan y vean la necesidad de continuar nuestra lucha por fortalecer las ligas y la Unión Nacional de Usuarios, para enfrentar el segundo período de quien hasta hoy ha dado muestras de estar dispuesto a defender la economía de mercado, el neoliberalismo, el capital norteamericano, sobre cualquier otra consideración.

En este escenario, habrá de profundizarse, además, la lucha contra el Tratado de Libre Comercio -TLC- con los Estados Unidos, que más que un tratado es una anexión del vagón de la economía de nuestra nación al tren del imperio. Los capítulos del tratado relacionados con los servicios públicos, dan claras luces sobre la gravedad del atropello que contra la riqueza nacional, las empresas, el patrimonio estatal y los usuarios, se cometerá.

En el segundo semestre de este año, el TLC irá a aprobación del Congreso de la República. La Unión Nacional de Usuarios debe aliarse con todos los opositores al Tratado, para desarrollar la cantidad de acciones que sean necesarias para enfrentar, tanto en el recinto del Congreso, como en las calles y carreteras de la patria, éste, que es quizás, el asunto de mayor trascendencia en los últimos doscientos años de la historia de Colombia.

En conclusión, afirmamos que la reelección traerá mayores sufrimientos para los colombianos y en especial para los usuarios de los servicios públicos domiciliarios, pero, de igual manera propiciará un escenario de lucha unificada, de oposición de millones de compatriotas -que ya lo hicieron en las urnas-, al segundo mandato del Ubérrimo. Si actuamos en consecuencia, la oposición crecerá por todos los rincones de la patria.

Trabajemos con ahínco para que lo que hoy es una situación desfavorable para los usuarios, se torne favorable y, en medio del fragor de múltiples batallas, podamos acumular la fuerza que nos permita hacer una clara y decidida oposición, asumir el gobierno y comenzar así un proceso de profunda transformación de la sociedad colombiana. Los usuarios y las organizaciones que los congregan debemos jugar a plenitud el papel que nos corresponde.

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