Libardo Gómez Sánchez, Neiva, enero 30 de 2017

Lo vimos por vez primera en 1992 cuando se presentó la primera de las crisis de los cafeteros, roto el pacto internacional del café y en boga la oleada neoliberal, que arrancó con la apertura de Cesar Gaviria y su irónico “bien venidos al futuro”; siendo docente en la sede de Manizales de la Universidad Nacional entró en contacto con los cafeteros de su región, angustiados por la amenaza de los embargos como consecuencia de  la severa caída de los precios y el desmoronamiento del patrimonio de la Federación de Cafeteros, la institución a la que habían llenado las alforjas por tantos años en previsión de malos tiempos y que se mostraba ya incapaz de atender sus tribulaciones; luego de organizar a los productores de Caldas comprendió que la magnitud del problema era nacional y que su solución requería de la participación de todo el país, inicio una gira por los departamentos cafeteros para explicar las razones de sus problemas y las opciones que les quedaban.

Así llegamos con él a Gigante un domingo soleado a atender la convocatoria que el Agrónomo Antonio Vargas y Luis Edgar Gutiérrez con otros amigos habían hecho a los cafeteros de su municipio, frente a la Ceiba emblemática, el escenario fue el púlpito de la iglesia que el padre Bernardo Álvarez, un sacerdote comprometido con su comunidad, había facilitado para que el profesor universitario le mostrara el panorama a sus afligidos feligreses; asomándose a los cuarenta su cabello ya era blanco como la nieve y con el aplomo y la convicción con que siempre ha emprendido sus compromisos, en un lenguaje de fácil digestión, incluso para muchos asistentes analfabetos, despejó en sus mentes las dudas y sembró la semilla de la primera gran organización independiente del gobierno de productores de café: la Unidad Cafetera, que en Gigante tomaría cuerpo como la Comuna y en el Huila como Asociación Agropecuaria.

Meses después se constituiría la organización nacional que afrontó las grandes movilizaciones de esa década, que permitieron a la caficultura sobrevivir y lograron la condonación de buena parte de las deudas con el Fonsa, presente en todas ellas Jorge Enrique Robledo, años después Senador, jugó un papel vital en los logros de los productores desamparados; en esas gestas muchos destacados dirigentes lo siguieron como Aurelio Suarez en Risaralda, Mercedes Lizcano y Orlando Fernández en el Huila y Fabio Trujillo en Caldas, como ellos muchos otros ahora lo acompañaremos en el camino a la presidencia de Colombia.

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